¿Segura que no lo deseabas? - Relato

 

Imagen tomada de la red.
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¿Segura que no lo deseabas?

Era un día de verano, hacía calor, por lo que usaba un shot que solo cubría mis redondos glúteos, lo acompañaba un blusón de tirantes que combinaba perfecto con aquel short. Al ser fin de semana, decidí aprovechar mi descanso laboral para darle orden al hogar: barrer, trapear, hacer limpieza de muebles, lavar trastes, limpiar y sacar la arena del gato, todo se iba palomeando poco a poco en la lista de pendientes.  

A eso de las siete de la noche, la obscuridad había inundado por completo el exterior, por lo que decidí cerrar las ventanas abiertas, así como las respectivas cortinas de las mismas, ya que los vidrios de aquel departamento permitían una vista externa cuando la noche caía. Yo vivía sola, trataba de ser muy precavida con detalles de seguridad al estar dentro o fuera del departamento, este día no era la excepción.

Acabada la lista de pendientes, me dispuse a preparar un baño relajante para quitarme esa sensación de suciedad, así como consentir a mi cuerpo con mis jabones favoritos. Mis rituales de baño ¡son únicos!, colocó música, cantó mientras tallo suavemente el cuerpo bajo agua ricamente cálida, detesto el agua fría. Al acabar, suelo tomar la toalla, secarme mientras mis manos recorren mi cuerpo, colocó crema hidratante y salgó del cuarto de baño sin más que una toalla en la cabeza.

Ya en la habitación, habiéndome colocado una especie de camisón rojo, me he direccionado a preparar un cereal con leche y fruta, me lo he llevado al cuarto de televisión para comerle en lo que veo una de mis películas favoritas. El tiempo pasó tan rápido, que de pronto ya eran las 12:30 de la mañana. Me levanté, dejé los trastes en la cocina, lavé mis dientes, apagué las luces a excepción del pasillo y me metí a la cama.

Por alguna razón, en cuánto estaba conciliando el sueño, me pareció escuchar un ruido, en un principio pensé que era el gato, hasta que noté que él estaba a un lado mío. Entre en pánico, parecía que había alguien dentro del departamento, ¿qué podía hacer? ¡Joder!, la puerta de la habitación estaba abierta, si me levantaba a cerrarla evidenciaría mi ubicación, además de que las llaves de cada habitación estaban a la vista, perfectamente marcadas, así que la o las personas que estaban dentro, entrarían, aunque, tendría una oportunidad para pedir ayuda, ¡sí!, hare eso.

Me levante rápidamente, traté de correr para cerrar la puerta de la habitación, pero, fue demasiado tarde, un sujeto estaba tan cerca de ella que por más que empuje, él me vencía en fuerza. -Así que aquí estás- dijo mientras reía. Yo no decía nada, trataba de empujar lo más fuerte que podía la puerta, hasta que la pateo y caí de sentón al suelo.

¡Coño! Estaba en el suelo, tratando de observar aquel hombre que apenas se dejaba vislumbrar con la luz del pasillo, llena de miedo, daba pequeños movimientos hacía atrás, en lo que él caminaba lentamente hacia mí. -Encargo, venimos por ti- dijo, -No soy un jodido encargo- decía mientras me levantaba e intentaba saltar a la cama para rodearle.

¡Lo logré!, él no me alcanzó gracias a que el gato saltó espantándole y dándome tiempo para correr a la puerta de entrada. Tristemente, no me di cuenta que casi afuera de la habitación estaba el otro sujeto, quien me tomo de la cintura, cargándome y tomándome de los brazos, en tanto que iba tirándome al suelo.

¡Dios! Estaba aterrada, tenía miedo de que me matasen ahí, en mi propio departamento, ¡no!, ¡no! - ¡Ayuda! ¡Por favor! - comenzaba a gritar.

-Encargo, haces las cosas difíciles-, dijo el hombre que salía de mi habitación.

- ¡Oye!, deja de hablar, alcánzame aquel frasco para llevárnosla de una vez-, dijo el hombre que me sometía y trataba de cubrir mi boca.

Yo estaba casi llorando, - ¡Por favor!, ¡por favor!, suéltenme, yo no los conozco, no les he hecho nada, ¡por favor! ¿por qué hacen esto? – decía entretanto seguía forcejeando.

-No es mi tarea decirte, ya lo sabrás- dijo un hombre, mientras me colocaba en la nariz un pañuelo, comencé a sentirme mareada, luchaba por no cerrar los ojos, pero irremediablemente terminé cerrándolos.

Cuando desperté dolía un poco la cabeza, temporalmente había olvidado lo que había pasado, poco a poco abría los ojos, estaba acostada en una especie de cripta, mis manos estaban atadas hacia arriba y mis piernas hacia abajo, ambas con cadenas. Comenzaba a darme frío con el metal en mis muñecas y mis tobillos. Estaba nerviosa, inquieta, volteaba de un lado al otro para orientarme y observar en dónde estaba, era un lugar totalmente obscuro, no se veía más que la cripta donde estaba acostada y un pasillo que era alumbrado por velas.

De pronto, escuche una voz que dijo -Despertó, deciros al amo-, mis ojos buscaban quién había dicho eso, juro que no veía nada. En cuestión de minutos, el camino de velas se iba apagando con forme parecía que se iba acercando una sombra hacía mí, tenía mucho miedo, jalaba las cadenas, trataba de zafarme.

Repentinamente, quede en completa obscuridad, hasta que una especie de lámpara se encendió sobre mí, nublando mi visión, impidiéndome ver el rostro de aquel personaje que ya estaba frente a mí. -Te he estado buscando, es una alegría teneros aquí, con y para mí- decía, con una voz grave mientras deslizaba su mano sobre mi torso de lado izquierdo mío. No pude evitar moverme ligeramente y erizarme, había causado un ligero cosquilleo sobre mi costado. -No sé quién eres, pero me parece inaudito que me tengas en contra de mi voluntad-. Le dije.

Sin poder verle, se acerco a mi oído derecho, - ¿Contra tu voluntad? ¿Estás segura de que no lo deseabas? - me dijo suavemente en mi oído, por lo que volteé mi cabeza a la izquierda y cerré ligeramente los ojos. Él bajo su boca a mi cuello, lo lamió, mientras solté un ligero gemido. -Ya lo sabía- dijo sarcásticamente.

-¡No! Aguada, no sé quién eres, por favor, suéltame, yo no deseo esto, no sé qué le ha pasado a mi cuerpo, esto yo no lo pedí, suéltame- le decía angustiada, jalando una vez más las cadenas.

La luz sobre mí no me permitía ver el rostro, pero veía su silueta caminar hacía mis piernas, ¡ah!, estaba tocando mi piel, mi cintura, mis muslos, mis pantorrillas, él hombre me estremecía, mi cuerpo reaccionaba a sus actos en contra de mi voluntad.

-Estas muy tensa, permíteme relajarte un poco- mencionó en lo que chasqueaba los dedos. Llegaron más personas, no pude verles el rostro nuevamente.

-Necesito bajar su tensión, traeos el maletín gris, ya saben lo que quiero- dijo.

- ¿Qué? ¡No, no! ¡Por favor!, suéltame, suéltame, déjame ir, déjame ir- le suplicaba insistentemente, en lo que jalaba una y otra vez mis extremidades.

- ¡Ja, ja, ja! Me encantas, tengo muchas ganas de escucharte suplicarme una y otra vez-

Las personas habían regresado, escuche pasos, broches abrirse y una especie de bancos/sillas que colocaron cerca de donde estaba atada.

-Estás muy equivocado si crees que te voy a complacer, ahora que se que te complace escucharme decir eso, no te daré el gusto- le dije muy firme.

-No te preocupes, te lo sacaré de una forma que se que te traerá buenos recuerdos-, chasqueo los dedos, -Ya saben qué hacer-.

- ¿Qué? ¿Qué me van a hacer? - dije espantada, mientras sentí un rosé en la planta de mis pies, que me causó una sensación que odiaba, ¡sí! Odiaba, pues, involuntariamente terminaba por suplicar que pararán. Estaba en un juego muy sucio, estaba secuestrada y sometida, estaba a merced de alguien que parecía conocerme, parecía saber lo que odiaba y sí, también lo que me excitaba.

- ¡Ja, ja, ja! … - estaban haciéndome cosquillas en mi zona más sensible, reía, pero intentaba con todas mis fuerzas no darle el gusto de suplicar que pararán, cerré mis puños, tomé a las cadenas como un soporte.

- ¡Ay!, qué linda eres, amo esa carita de sufrimiento- dijo haciéndome saber que a pesar de mis esfuerzos, estaba disfrutando el muy cretino. -Siguiente faceta- y chasqueo los dedos.

Alguien me colocó una banda en los ojos, si de por sí me era imposible ver algo, ya no podía ver nada, ¡joder!, ¿quién era ese tipo que con solo chasquear los dedos tenía a personas siguiendo sus órdenes?, ¡ah! Demasiado pensamiento en la cabeza, volví a sentir cosquillas, de manera más intensa, con los ojos cerrados, la sensación aumentaba, eso se había vuelto una tortura.

-¡Ja, ja, ja …! ¡Eres un… Hijo de! ¡Ja, ja, ja …! – Casi no podía hablar.

- ¿Qué dijiste? ¿Qué más? Con gusto – dijo, de pronto, comencé a sentir cosquillas en todo el cuerpo, en la planta de los pies, en la entre pierna, en los costados de mi cintura, en mis axilas.

¡No pude más!, -Por favor, por favor, lo siento, has que paren, por favor, por favor, ¡Joder! ¿Qué quieres? ¡Por favor, ya!, ¡Por favor, denótenlos, lo siento! -  trataba de decir, entre risas, entre una inminente tortura.

Las cosquillas se detuvieron, respiraba lento, estaba agotada, estaba casi segura de que de soltarme, no podría salir corriendo ya que me sentía terriblemente agotada.

Pareciera como si hubieran leído mi mente, sentí que me quitaron las cadenas de las muñecas y tobillos, en medio de la obscuridad y la luz que jugaba chueco con mi vista, vi una silueta que me tomo de mis piernas y mi espalda, me cargo e involuntariamente, me quede dormida en sus brazos.

Cuando desperté, estaba en una cama suave, sin estar atada, detrás de mí había alguien que al notar que desperté, me abrazo por detrás y me dijo al oído -Espero que hayas disfrutado de tu fantasía, mi pequeña zorra-. Esa voz, la conocía, era de mi Señor, a quién le había contado que tenía muchas ganas de vivir un juego de secuestro, él sabía a lo que le temía y que al mismo tiempo, me excitaba, -Mi Señor, definitivamente me ha sorprendido, gracias por complacer tanto a esta, su eterna sumisa- le dije mientras deslizaba mis manos sobre su brazo y le besaba.

 

Nota aclaratoria:

En el relato se vislumbra un “Juego de Secuestro”, el cual, es una fantasía y a su vez, una práctica que es previamente pactada, acordada, señalando limites por las partes involucradas, solo que la parte sumisa no sabe el día exacto que sucederá, por tanto, para efectos de llevarse a la realidad, se debe llevar a cabo bajo los principios del Sano, Seguro y Consensuado.


Nota Post Aclaratoria:

Es el primer relato que realizo de esta índole, espero os guste. 

 

 

 

 

 

 


sobre mi

Angehn

Soy una aprendiz de Sexualidad, Afectividad, BDSM, entre otras cosas. He encontrado placer y felicidad en compartir un poco sobre estos temas que por tabús, normas sociales dominantes y otras circunstancias, les reprimimos, ignoramos y/o limitamos. Te invito a disfrutar del fuego de la libertad…

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