Quitándole el control – Parte I Relato

Imagen tomada de la red.
https://bit.ly/3xp4bfj

 

Quitándole el control – Parte I
Relato

 

En la Despacho jurídico del centro anualmente abren vacantes a pasantes, este año tres jóvenes fueron los que lograron convencer a la entrevistadora. Kenia, Claudia y Aarón comenzaron trabajando en la oficina principal, cada uno con sus respectivas responsabilidades.

De los tres, solo Claudia y Aarón se encontraban haciendo su pasantía de tiempo completo, por lo que por las mañanas iban a juzgados y por las tardes avanzaban pendientes en el despacho.

Una tarde, uno de los abogados socios del despacho mando a llamar a Claudia y Aarón, les comentó que pronto se abriría una vacante donde habría mayores beneficios económicos, tal empleo se le otorgaría al primer estudiante que llegase con su título universitario al despacho.

Después del anuncio, ambos jóvenes salieron y mientras caminaban a su oficina de trabajo Claudia le dijo a Aarón un tanto incomoda - ¿No te parece injusto el método? Técnicamente se deja a quién tenga mayor suerte en trámites-.

- Si y no Claudia, ambos somos muy buenos trabajando, imagino que sería difícil tomar la decisión. – contestó Aarón.

- Yo tengo en mente muchas opciones, ¿por qué no divide el aumento de sueldo entre ambos?

- Porque los jefes no suelen ser así de moralistas.

- Pero, podríamos llegar a ese acuerdo entre nosotros, ¿qué opinas Aarón?

- Me gusta Claudia, es justo. Estaré encantado de compartirte la mitad de mi sueldo.

- ¿Tú sueldo?, a mí nadie me gana-.

- Nadie excepto yo. Hasta entonces, te propongo evitar el tema y seguir laborando como lo hemos hecho hasta ahora.

- Secundo, me la he pasado bien estos meses laborando contigo y Kenia. ¿Sabes? Tan segura estoy de ganarte que fuera de la parte económica, podríamos apostar algo entre nosotros.

- ¿Ganas de perder y humillarte Claudia?

- Ganas de retarte Aarón

- ¡Uy! Persona equivocada, mi mente vuela.

- No te tengo miedo, si tienes una propuesta, quiero oírla.

-  Soy una persona observadora Claudia, he notado que la mayor parte de la semana usas un collar con un trisquel como dije. Por el tiempo que te conozco, sé que no usarías algo sin saber su significado, por lo que deduzco que algo de BDSM te gusta- Aarón dio dos pasos hacia Claudia. Cuando la tuvo de frente, toco el mentón de ella con la mano derecha, levantándole ligeramente hacia arriba. –Por tu mirada, tu inconsciente nerviosismo y rápida respiración, imagino que te gusta que lentamente te arrebaten el control –.

- No he escuchado tu propuesta, Aarón- dijo Claudia, levantando el ceño.

- Si no desmientes, algo de lo que dije confirmas. Si yo gano, te propongo que seas mi sumisa un fin de semana. Acordamos previos limites, lugares, reglas. ¿Qué dices?

- Por el tiempo que hemos convivido, no creo que seas Sumiso, pero, tener la oportunidad de hacer un juego de humillación erótica contigo me parece divertido. Para que veas mi seguridad en la apuesta, te propongo una fotografía para nosotros como un recuerdo. Me excitará recordarte como ahora te veo en mi mente Aarón.

- ¿Quitándote el control, mientras te humillas ante mí? ¡Suena tan excitante! Que no se diga más, ve haciendo tu lista de límites-

- Ya que la propuesta fue tuya, me encantará revisar tu propuesta de contrato con los respectivos límites, términos y condiciones. A la brevedad te envió por mail mis límites.

Pasaron algunas semanas, Kenia notaba que Claudia y Aarón trabajaban con cierta normalidad, pero, cada vez había más retos y debates jurídicos entre ellos. Los socios estaban felices, gracias a los análisis jurídicos de estos jóvenes habían aumentado los casos el despacho.

Un día, Claudia fue a las oficinas de la Universidad a revisar el avance de su trámite, resulta que al día siguiente le entregarían su título, ella se sintió vencedora, comenzó a imaginar las formas en que jugaría con Aarón, después de todo, no era Switch o sumiso, pero había aceptado la apuesta. Sin embargo, no llevaba ni medio corredor por el jardín cuando se encontró de frente con Aarón. Ambos intercambiaron miradas picaras y delatadoras.

-     - Permíteme informarte que serás mi sumisa un fin de semana. -  decía Aarón, en tanto le mostraba a Claudia su título.

Ella se quedó estupefacta, ¡la victoria estuvo tan cerca!

-        - ¡No pue-de ser! Mi título me lo entregan mañana.

-     - Podemos entregar juntos el documento en el despacho, seguro nos aumentan el sueldo a ambos, pero, horas de victoria son horas de victoria; te invito a comer algo para puntualizar detalles de nuestro fin de semana.

-   -¡Ahh! Acepto la comida si no te burlas de mí, de verdad, por un instante la victoria se me fue entre las manos.
-¿Avergonzada?

-    -Sorprendida de lo cerca que estuvieron las fechas, pero, soy una mujer de palabra, realmente no me avergüenzo.

-       -¿Excitada?

-        -¡¿Qué?!- volteo Clara apresurada a mirarlo.

-    -Tendrás el honor de entregarte a mí, deberías. Ja, ja, ja. Déjame saco el auto para que puedas subir.

Mientras Aarón se daba la vuelta, Claudia sacó su pelota para el estrés de su bolso y aprovechando la distracción, se la arrojó a la cabeza de Aarón. Él volteo instantáneamente hacia ella con un rostro deseoso de venganza.

Claudia se echó a correr al jardín, pero eventualmente la alcanzo Aarón, la derribo en el pasto, colocándose sobre su abdomen y sujetando sus muñecas hacia arriba de la cabeza.

- ¡Suéltame! – le dijo Claudia, mientras intentaba patalear.

Aarón se acercó al cuello de Claudia, lo olió, lo lamió, lo mordió suavemente. Ella, comenzaba a respirar gemidos, una risa tenue salía de sus labios, sus cejas y ojos dibujaban un rostro que perdía su razón.

- ¿Sabes que esto no se puede quedar así, verdad? – dijo Aarón.

- No me arrepiento, lo merecías-. Claudia seguía intentando soltarse de Aarón. Lentamente, él la beso.

- No sabes las ganas que tenía de hacer esto.

- Te odio, ahora sí estoy excitada

- Sí, pero aún no es momento de sesionar-. Aarón se levantó y ayudó a levantarse a Claudia del pasto, se retiraron mutuamente el excedente de césped que quedó en sus ropas y se dirigieron al auto de Aarón para ir a comer.

Aarón llevó a Claudia a uno de sus restaurantes favoritos, Todo de carbón. Dejaron el auto en valet parking, les asignaron mesa en el tercer piso y ofrecieron la carta.

-Permíteme recomendarte la sopa azteca, Claudia.

-Gracias Aarón, la verdad nunca había venido aquí, me agrada la ambientación, la temática… hasta la compañía. ¿Qué me recomiendas para plato principal?

-Una parrillada, tiene diferentes carnes y podemos compartirla.

- ¿Les ofrezco una bebida? - Dijo el mesero.

- Tráiganos una botella de Gran Feudo 2012, por favor – Contestó Aarón

- Enseguida, joven.

- Espero te guste, Clara. Nada mejor que un buen vino para ajustar los últimos detalles del contrato.

Mientras servían la comida, Claudia y Aaron comenzaron a revisar las cláusulas, juristas a final de cuentas. Fijaron el próximo fin de semana como fecha de cumplimiento y fijando como domicilio de pago la casa de Aarón. Ambos, amantes del protocolo, acordaron las reglas principales, vestimenta e indicaciones.

- Aarón, tengo mojada mi braga.

- Dame tu braga.

- ¡¿Qué?! ¿Aquí?

- Obviamente, no te pedí ir al tocador para quitártelas.

- Bueno- Suspiró. -Déjame intentarlo-

- No te pedí intentarlo, te he dado una orden. – Aarón sacó su móvil del saco. -Siri, activa el cronometro, cada segundo que pasé será un azote para Claudia-.

- ¡Jo-der! – Claudia se apresuró, casi bailando sobre la silla logró bajar la braga. Su rostro estaba rojo de la vergüenza, no sabía si por quitarse la braga en publico o por el cronometro que no dejaba de avanzar.

- Siri, detén el cronometro. Sesenta, ¡qué pocos!, habrá que ganarte más.

- Para mí son muchos, pude hacerlo en menos.

- No seas tan exigente contigo misma, Claudia. La próxima vez mejoraras los segundos o te daré el doble de azotes de los que marque el cronometro.

- ¡Ah! Gracias por la motivación

- De nada, me es grato entrenar esa capacidad tuya. Ahora, abre la boca.

- Pero, acabo de comer – dijo Claudia con cierta pena.

- A-bre-la – Aarón metió la braga hecha bolita en la boca de Claudia, ella no dejaba de tener un rostro enrojecido, avergonzado y el cuerpo excitado.

- Mesero- levantó la mano Aarón. - ¿Puede traerme mi cuenta?

- Enseguida Joven- Contestó.

Claudia con señas pedía sacar su braga de la boca. Aarón, con una sonrisa y mirada de satisfacción, movió la cabeza indicando la negativa.

-Aquí esta joven. Se paga en la planta principal, un placer.

-Gracias a ti, hasta luego- dijo Aarón.

Ambos se levantaron, tomaron la carpeta con documentos y bajaron a la planta principal. Ahí Aarón pago y pidió el auto, en cuanto Claudia subió al vehículo y él termino de ajustar el asiento avanzaron a un parque cercano donde se estacionaron. Aarón le saco la braga de la boca a Claudia, quién estaba casi escurriendo de su propia saliva.

-No lo sabes, pero me encantas Claudia. Eres una mujer hermosa, con una forma tan inteligente, competitiva, perseverante, controladora y entregada que en conjunto no es más que una joya que agradezco haber conocido- Aarón le acaricio su mejilla derecha, la acerco hacia él con la otra mano, la besó.

- Te odio, te quiero. Esa combinación tan cursi, astuta, vanidosa, segura, sincera y cruel de ser, simplemente me derrite. Te admiro, no sabes lo mucho que deseaba hacer esto al poco tiempo en que te conocí.

El tiempo se fue volando, empezaba a oscurecer, por lo que decidieron irse. Claudia conecto su celular vía bluetooth al auto, sonaban canciones que de camino iban cantando. Después de un rato, llegaron a casa de Claudia.

- Te veo mañana Claudia

- Gracias por todo, le veo mañana en el despacho, Señor

(Continuará…)







sobre mi

Angehn

Soy una aprendiz de Sexualidad, Afectividad, BDSM, entre otras cosas. He encontrado placer y felicidad en compartir un poco sobre estos temas que por tabús, normas sociales dominantes y otras circunstancias, les reprimimos, ignoramos y/o limitamos. Te invito a disfrutar del fuego de la libertad…

Comentarios

Entradas populares

¿Cuáles son los roles del BDSM? Parte II

Humillación erótica

El derecho a vivir una sumisión diferente